El momento presente como gesto íntimo de amor

El momento presente como gesto íntimo de amor

Por Salomé Charra

La invitación es a zambullirnos de lleno en este instante…

Y con “de lleno” quiero decir que nos animemos a hacerlo tal cual nos sumergiríamos, después de correr 10 kilómetros, en una pileta una tarde ferviente de enero, o con la misma calidad con que nos adentraríamos en un tarro de dulce de leche una noche de otoño, tres días después de haber terminado una relación amorosa.

Si nos animamos a zambullirnos de esa manera, debemos estar preparadas para lo que surgirá. 

El ingreso de lleno al momento en que estamos existiendo nos abre la perspectiva a un panorama completamente nuevo. 

Nos encontramos con un nuevo mundo. 

El mundo, el real. El único que existe. 

Más allá de lo que mi mente dice, más allá de los entretejidos laberínticos de mis pensamientos. 

Ahí, en el más allá de todo eso, en el silencio mismo, me encuentro con el instante en que existo. 

En que la Vida está existiendo. Y (suspiro) ufff. 

Vaya si no es placentero, se siente muy bien verdaderamente. 

En ese instante nada falta, nada sobra. 

Todo es perfecto tal y como es. 

Podemos sentir la completitud misma. 

El Todo manifestándose. 

La paz y el amor que esto trae. 

Y así abrirnos a experimentar la Vida desde lo inacabable del tiempo y del espacio.

Creo, en verdad, que no hay un mejor modo de describir esta sensación de hacerse una con el instante presente, que decir que se parece mucho a un encuentro sexual, pero sexual en el sentido más pleno. 

En sentido de unión, de conexión profunda… 

Soy una con este instante de Vida, y eso es casi orgásmico si me animo a vivirlo.

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